Every community has its own culture and language that members use to communicate with one another and Mary Queen of the Apostles is no different. However, I don’t think I fully appreciated what has been done and what we are doing as a community until I saw how passionately others spoke of what it means to be a “mission-oriented” parish at the Divine Renovation USA Conference in Dallas, Texas last month.
Fr. James Mallon (founder of Divine Renovation and who was like a celebrity to me after hearing the parish team talk about him so much) was one of the keynote speakers who spoke about how feeding the flock is well and good and necessary, but that we must be taught how to fish as well in order to bring the Gospel to others. He emphasized this renewal of vision by quoting Pope Francis and I was struck by how, as a parish, we have been gradually leaning into these very words:
“I dream of a ‘missionary option’, that is, a missionary impulse capable of transforming everything, so that the Church’s customs, ways of doing things, times and schedules, language and structures can be suitably channeled for the evangelization of today’s world rather than for her self-preservation” (Evangelii Gaudium 27).
Immediately I thought of how before I arrived at MQOA, there were certain things that were done away with which contributed to a self-preservation mindset, i.e., Saturday evening mass and bingo, and how these were replaced with certain tools and practices that have transformed us into a place of hospitality and mission, i.e., the practice of “prayer partners” at mass and the Alpha program in both English and Spanish.
But I wasn’t just reminded of MQOA, I also learned other “ways of doing things” that can help us transform our parish culture even more. I highlight 4 of them below:
Having a clear vision and not being afraid to overcommunicate such a vision (in both languages) so that people understand “the why” of our mission is crucial.
For a bicultural parish to become more integrated (integration does not mean assimilation) there needs to be opportunities to allow for a journeying together or parallel faith journeys so that both communities can get on mission at the same time. Doing Alpha together in English and Spanish is one way to implement such a vision and which we will be doing this fall for the first time!
We are called to raise up lay leaders (I already knew this, but the way it was presented was reinvigorating). By virtue of our baptism call, we are called to be leaders within the church by inviting others to encounter Jesus for the first time or all over again and one of the best ways to do that is through an evangelization tool which we already have: Alpha.
Leadership also involves accompanying others on their faith journey which we can experience through small groups. At one of the breakout sessions, in fact, it was said that Jesus had his very own small group and it struck me how true this was! In accompanying others we naturally raise up other leaders which is a necessary component of missionary discipleship.
As I write this reflection, the parish team and I are at work processing what we’ve all learned and reflecting on how best to implement these new ways of doing things so that we may continue to grow into a vibrant and bicultural community of missionary disciples. May God send down his Spirit of boldness and renewal as we embark on this new chapter as a parish community.
Abundant Blessings,
Charlie Joyce Director of Hispanic Ministries
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Cada comunidad tiene su propia cultura y lenguaje que los miembros utilizan para comunicarse entre sí y María Reina de los Apóstoles no es diferente. Sin embargo, creo que no aprecié del todo lo que se ha hecho y lo que estamos haciendo como comunidad hasta que vi la pasión con la que otros hablaron de lo que significa ser una parroquia "orientada a la misión" en la Conferencia de la Divina Renovación de Estados Unidos en Dallas, Texas, el mes pasado.
El P. James Mallon (fundador de la Divina Renovación y que era como una celebridad para mí después de escuchar al equipo de la parroquia hablar tanto de él) fue uno de los oradores principales que habló sobre el hecho de que alimentar al rebaño está bien y es necesario, pero que hay que enseñarnos a pescar también para llevar el Evangelio a los demás. Hizo hincapié en esta renovación de la visión citando al Papa Francisco y me sorprendió cómo nos hemos ido inclinando gradualmente hacia estas mismas palabras:
“Sueño con una opción misionera capaz de transformarlo todo, para que las costumbres, los estilos, los horarios, el lenguaje y toda estructura eclesial se convierta en un cauce adecuado para la evangelización del mundo actual más que para la autopreservación” (La Alegría del Evangelio, 27).
Inmediatamente pensé en cómo, antes de que yo llegara a MQOA, se eliminaron ciertas cosas que contribuían a una mentalidad de autopreservación, es decir, la misa de los sábados por la tarde y el bingo, y cómo éstas fueron sustituidas por ciertas herramientas y prácticas que nos han transformado en un lugar de hospitalidad y misión, por ejemplo, la práctica de los "compañeros de oración" en la misa y el programa Alpha tanto en inglés como en español.
Pero no sólo me acordé de MQOA, también aprendí otras "formas de hacer las cosas" que pueden ayudarnos a transformar aún más nuestra cultura parroquial. A continuación destaco 4 de ellas:
Tener una visión clara y no tener miedo de sobrecomunicar dicha visión (en ambos idiomas) para que la gente entienda que "el porqué" de nuestra misión es crucial.
Para que una parroquia bicultural se integre más (integración no significa asimilación) tiene que haber oportunidades para permitir un viaje conjunto o viajes de fe paralelos para que ambas comunidades puedan entrar en misión al mismo tiempo. Hacer Alpha juntos en inglés y en español es una manera de poner en práctica esta visión y que haremos este otoño por primera vez.
Estamos llamados a levantar líderes laicos (ya lo sabía, pero la forma en que se presentó fue revitalizante). En virtud de nuestro llamamiento bautismal, estamos llamados a ser líderes dentro de la iglesia invitando a otros a encontrar a Jesús por primera vez o de nuevo y una de las mejores maneras de hacerlo es a través de una herramienta de evangelización que ya tenemos: Alpha.
El liderazgo también implica acompañar a otros en su camino de fe, lo que podemos experimentar a través de los grupos pequeños. De hecho, en una de las sesiones de trabajo se dijo que Jesús tenía su propio grupo pequeño y me sorprendió lo cierto que era. Al acompañar a otros, naturalmente levantamos a otros líderes, lo cual es un componente necesario del discipulado misionero.
Mientras escribo esta reflexión, el equipo parroquial y yo estamos trabajando para procesar lo que hemos aprendido y reflexionar sobre la mejor manera de implementar estas nuevas formas de hacer las cosas para que podamos seguir creciendo en una comunidad vibrante y bicultural de discípulos misioneros. Que Dios envíe su Espíritu de audacia y renovación mientras nos embarcamos en este nuevo capítulo como comunidad parroquial.