During this Lent, I have been reading (and sharing) some inspiring books about ministry and theology. These authors have reminded me that we are not in this alone —many people are trying to help us understand the breadth of the Christian mystery and what it means to serve God. This week, I wish to quote an Episcopalian priest, Rev. Stephanie Spellers, who has written a marvelous reflection that might help in these times. She writes:
Looking closely at the witness of Scripture, we see a God who not only seeks relationship and union with the creation but who reaches out intentionally for everyone, and in particular, for the outcast. Regardless of how unclean, unworthy, insignificant, or marginalized we may feel, or others may claim we are, the God of grace and welcome shatters every barrier to embrace us and draw us home.
Lest we think the welcome is meant for us or our group alone, the Scriptures are filled with reminders to God’s chosen ones that they are not the only ones God welcomes. In Deuteronomy, Moses speaks to the Israelites as they journey from slavery in Egypt and through the wilderness. The frightened, tired, and confused clan no doubt sought comfort in the knowledge that their covenant with God made them special. They soon learned that there is no rest for God’s chosen ones. Instead, God’s people are called out for a special mission.‘
The Lord your God is God of gods and Lord of lords, the great God, the mighty and awesome, who is not partial and takes no bribe, who executes justice for the orphan and the widow, and who loves the strangers, providing them with food and clothing. You shall also love the stranger, for you were strangers in the land of Egypt.’ (Deuteronomy 10:17–19)It is true that God stands with God’s people through every trial, but not so that they will sit comfortably with the privilege of apparent divine favor. Now they have to stand in solidarity with, graciously receive and welcome the vulnerable ones within their community and beyond it whom they might find it most difficult to accept: the orphan, the widow, the stranger, the Other. God has done it for “us”.
Now “we” are called to respond in kind, literally imitating the God who graciously welcomed them. ‘Is not this the fast I choose: to lose the bonds of injustice, to undo the thongs of the yoke, to let the oppressed go free and to break every yoke? Is it not to share your bread with the hungry, and bring the homeless poor into your house; when you see them naked, to cover them, and not to hide yourself from your own kin?” (Isaiah 58:6–7) God has made it clear: If you love me, you will work for liberation with the oppressed and marginalized in your midst, and you will share your home and food with those who have none. You will not hide from the brothers and sisters I have placed near you. Rather, you will actively go out to meet them and draw them to yourself, even if it is risky, even if you feel uncomfortable.
A challenge in this challenging time.
Peace, Fr. Murray
Building News: This week, painters will come to both churches to begin repainting spots that have deteriorated over time. We will be also getting new LED lights in both churches after getting two bids for the work. The St. James tower work will restart, and we are beginning to look at the bricks on both churches that need repointing, repair, and cleaning. Stay tuned for more information. Thanks for your patience and support during this time.Durante esta Cuaresma, he citado textos de algunas personas que he estado leyendo. Es un esfuerzo para recordarme a mí mismo y a todos nosotros que no estamos solos en esto y que muchas personas están tratando de ayudarnos a comprender el aliento del misterio cristiano y lo que significa servir a Dios. Esta semana quisiera citar a una Sacerdote de la Iglesia Episcopal, Rev. Stephanie Spellers, quien ha escrito una maravillosa reflexión que podría ayudar en estos tiempos. Aquí la tienen:
Mirando de cerca el testimonio de las Escrituras, vemos a un Dios que no solo busca la relación y la unión con la creación, sino que se extiende intencionalmente por todos, y en particular por los marginados. Independiente mente de cuán impuros, indignos, insignificantes o marginados nos sin tamos o que otros puedan afirmar que lo somos, el Dios de la gracia y la bienvenida rompe todas las barreras para abrazarnos y llevarnos a casa.
Para que no pensemos que la bienvenida es solamente para nosotros o para nuestro grupo, las Escrituras están llenas de recordatorios para los que se sienten elegidos de Dios de que no son los únicos a quienes Dios les da la bienvenida. En Deuteronomio, Moisés les habla a los israelitas mientras salen de la esclavitud en Egipto y atraviesan el desierto. El clan asustado, cansado y confundido sin duda buscó consuelo al saber que su pacto con Dios los hacía especiales. Pronto aprendieron que no hay des canso para los elegidos de Dios. Por el contrario, el pueblo de Dios está llamado a una misión especial.
El Señor tu Dios es Dios de dioses y Señor de señores, el Dios grande, poderoso y temible, que no es parcial ni acepta sobornos, que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama a los extranjeros, proporcionándoles comida y ropa. Amarás también al extranjero, porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. (Deuteronomio 10: 17 19)
Es cierto que Dios está con su pueblo en cada prueba, pero no para que se sienten cómodamente con el privilegio del aparente favor divino. Ahora tienen que mostrarse solidarios, recibir gentilmente y acoger a los vulnerables dentro de su comunidad y más allá de ella, a quienes les resulte más difícil aceptar: el huérfano, la viuda, el extranjero, el Otro. Dios lo ha hecho por “nosotros”. Ahora "nosotros" estamos llamados a responder de la misma manera, literalmente imitando al Dios que les dio la bienvenida...¿No es este el ayuno que elijo, soltar las ataduras de la injusticia, desatar las correas del yugo, dejar ir libres a los oprimidos y romper todo yugo? ¿No es para compartir tu pan con los hambrientos y traer a tu casa a los pobres sin hogar; para cubrirlos cuan do los veas desnudos y no para esconderte de los tuyos? (Isaías 58: 6–7)
Dios lo ha dejado claro: si me amas, trabajarás por la liberación de los oprimidos y marginados que están a tu alrededor, y compartirás tu hogar y tu comida con los que no tienen. No te esconderás de los hermanos y hermanas que he puesto cerca de ti. Más bien, saldrás activamente para conocerlos y atraerlos hacia ti, incluso si es arriesgado, incluso si te sientes incómodo.
Es un reto en estos tiempos desafiantes.
Paz, Padre Murray
Noticias del edificio: Esta semana, los pintores vendrán a ambas iglesias para comenzar a pintar las manchas en áreas que se han deteriorado con el tiempo. También obtendremos nuevas luces LED en ambas iglesias después de recibir dos ofertas para el trabajo. El trabajo de la torre se reiniciará. Hemos empezado a ver en ambas iglesias los ladrillos que necesitan ser reubicados, reparados y limpia dos. Estén atentos para más información. Gracias por su paciencia y apoyo durante este tiempo.