As we transition from the Christmas season to the period of Ordinary Time in the Church calendar, one can safely say that these are not ordinary times at all. Whether you are a supporter of President Trump or not, whether your door do not accept the integrity of the election, the events of last Wednesday in Washington were very troubling and scary to see. They were reminiscent of the scenes we have seen in other countries that have a less strong democratic system of government and that sometimes fall to violence to transfer power.
“These are times that try men’s souls.” When Thomas Paine wrote those words at the beginning of the history of our country, I am sure he never imagined that they could be applied so aptly hundreds of years later. But as we all grapple with the meaning and aftereffects of this shocking day, I hope that we might all remember that for the Christian community, violence and destruction of property are never appropriate means of discourse or action. Jesus shows us this from the very beginning of His ministry and, ultimately, in His suffering on the cross. He showed the whole world that acts of violence do not contain the love of God, nor do they result in achieving positive ends. The destruction of national property to protest what is honestly believed (by some) to be an unlawful election, delegitimizes the claim to ask for redress.
One of the most important aspects of our democratic society is our recognition that we must work together to achieve what all of us want. I was encouraged by some of the comments of the legislators after the two bodies reconvened to continue to certify the electoral college and named the new President-elect, Joe Biden. They were quick to point out that while they sometimes engage in strong discussions defending their positions, they do not doubt that others are working for the good of their states, and ultimately, the country.
This weekend’s Gospel reminds us that we are called to follow Jesus and to bring others to Him too. We might ask ourselves how we might achieve this without coercion or force. Perhaps practicing the work of evangelization and healing to all who come to us is, at least within our community, how the way of Christ will champion all our causes. Our mission and purpose are to be like Andrew in today’s Gospel. He leads his brother Simon, who is renamed Peter, to see Jesus. That introduction changed the course of Peter’s life forever. We have been trying to do this within our parish through the Alpha program and Beta groups, with our family catechesis, and in all the fellowship work we were trying to do before the pandemic began. One thing I know that this parish will never do is try to coerce someone to know Jesus.
I hope that as we continue to move forward, we can be part of the cooperation that President-elect Biden has been asking for. If we can together offer healing to Salem by our prayer, our evangelization efforts, and our care of the poor, whether we are in one political party or the other, our common goal is still to proclaim and live the Gospel.
Peace, Fr. Murray
Building News: We continue to do some work on the buildings in anticipation of opening. We are changing the ru gin the entrance of the hall at St. James, getting rid of old and broken chairs and equipment, and planning to put in new lights in the sanctuary. We also have done some repair work on the heating at IC (steam traps and thermostats).A medida que pasamos de la temporada de Navidad al período del Tiempo Ordinario en el calendario de la Iglesia, se puede decir con seguridad que estos no son tiempos ordinarios en absoluto. Tanto si eres partidario del presidente Trump como si no, o si no aceptas la integridad de las elecciones, los acontecimientos del pasado miércoles en Washington fueron muy preocupantes y aterradores de ver. Eran una reminiscencia de las escenas que hemos visto en otros países que tienen un sistema democrático de gobierno menos fuerte y que a veces caen en la violencia para transferir el poder.
"Estos son tiempos que ponen a prueba el alma de los hombres". Cuando Thomas Paine escribió esas palabras al comienzo de la historia de nuestro país, estoy seguro de que nunca imaginó que podrían aplicarse tan acertadamente cientos de años después. Pero mientras todos lidiamos con el significado y el efecto posterior de este día impactante, espero que todos recordemos que, para la comunidad cristiana, la violencia y la destrucción de la propiedad nunca son un medio apropiado de discurso o acción. Jesús nos lo muestra desde el comienzo de su ministerio y finalmente en su sufrimiento en la cruz. Él mostró al mundo entero que los actos de violencia no contienen el amor de Dios, ni resultan en la consecución de fines positivos. La destrucción de la propiedad nacional para protestar por lo que honestamente (algunos) creen que es una elección ilegal, deslegitima la pretensión de pedir reparación.
Uno de los aspectos más importantes de nuestra sociedad democrática es nuestro reconocimiento de que debemos trabajar juntos para lograr lo que todos queremos. Me animaron algunos de los comentarios de los legisladores luego de que los dos cuerpos se reunieran para continuar certificando el colegio electoral y nombrando al nuevo presidente electo Joe Biden. Se apresuraron a señalar que, si bien en ocasiones participan en fuertes discusiones defendiendo sus posiciones, no dudan de que otros están trabajando por el bien de sus estados y, en última instancia, del país. El Evangelio de este fin de semana nos recuerda que estamos llamados a seguir a Jesús y también a llevar a otros hacia Él. Podemos preguntarnos cómo podríamos lograr esto sin coerción o fuerza. Quizás practicando la obra de evangelización y curación de todos los que vienen a nosotros sea la forma en que se logre, al menos dentro de nuestra comunidad. El camino de Cristo defenderá todas nuestras causas. Nuestra misión y propósito es ser como Andrés en el Evangelio de hoy, quien conduce a su hermano Simón, que luego se llama Pedro, a ver a Jesús.
Esa presentación ante Jesús cambió el curso de la vida de Pedro para siempre. Hemos estado tratando de hacer esto dentro de nuestra parroquia en el programa Alpha y los grupos Beta, dentro de nuestra catequesis familiar y todo el trabajo de confraternidad que estábamos tratando de hacer antes de que comenzara la pandemia. Una cosa que sé que nunca haremos es tratar de obligar a alguien a conocer a Jesús. Espero que a medida que continuamos avanzando podamos ser parte de lo que el presidente electo Biden ha estado pidiendo. Si juntos podemos ofrecer sanación a Salem mediante nuestra oración, nuestros esfuerzos de evangelización y nuestro cuidado de los pobres, ya sea que estemos en un partido político o en el otro, nuestro objetivo común sigue siendo proclamar y vivir el Evangelio.
Paz, Padre Murray
Noticias del edificio: Seguimos trabajando en los edificios antes de la apertura. Estamos cambiando la alfombra en el pasillo de St. James, deshaciéndonos de sillas y equipos viejos y rotos y planeando instalar nuevas luces en el santuario. También hemos realizado algunos trabajos de reparación en la calefacción en IC. (trampas de vapor y termostatos)